Noche
del 9 al 10 de junio de 2013
A
pesar de que me fuerzo a recordar, del sueño de esta noche no retengo más que
una imagen muy difuminada y una sensación muy desagradable, gustativa más que
de otro tipo. Por un motivo que he olvidado, pero que –me consta- aparecía en
las primeras escenas del sueño, me veo obligado a devorar un muñeco de peluche.
Un perro o un osito, no lo tengo claro. Le lanzo dentelladas desesperadas y
después, con suma dificultad, intento deglutir el relleno de guata. En la
garganta se me forma una bola pastosa y gris (y en este caso, ‘gris’ designa
más un sabor o una textura que un color) que me lleva al borde de la asfixia.
1 comentario:
Grande, che.
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