domingo, 7 de octubre de 2018

LEARNING FROM THE MASTER VI: Michael Haneke




Adorno [...] no tardó en convertirse en mi guía intelectual en lo que respecta al arte y a la sociedad.

Nunca he sido de los que bajan a luchar a la calle. Soy demasiado cobarde.

Si me pide que defina el alma austriaca, no encontraré más palabras que las antes mencionadas, melancolía y elegancia.

En general, si se debe cambiar algo en el último momento, es que no se tiene toda la película en la cabeza y eso facilita los errores. [...] Si se ruedan películas cuya forma se ve condicionada por el contenido, es muy difícil improvisar.

Todo lo que se inventa, todo lo que nos obsesiona, nunca sabemos de dónde viene. 

Lo más difícil es la construcción, porque ahí se decide quién representa qué. Si las decisiones son buenas en esa etapa, la escritura se hace mucho más fácil porque habla y actúa el personaje.

En cuanto se da un nombre a algo, la complejidad se desvanece. Y es lo que me molesta. Cada vez que me obligan a expresarme sobre mis películas, cualquier cosa que diga limitará su alcance.

Mostrarlo [...] es artísticamente falso por demasiado explícito.


Los jóvenes de hoy en día carecen de cultura. No pueden leer algo un poco complejo. Ni siquiera quieren intentarlo. Ya sé que es fácil acusar a los medios, pero cultivan una especie de desaliento. Se piensa que ya no vale la pena intentar comprender el mundo. La gente se aísla. Antes era diferente. Aún no se habían desmentido todas las teorías. Hoy en día, ya no se cree en ninguna. Además, todo lo posmoderno es de una gran pobreza. Si tanto desean distraerse significa que el nivel de frustración es enorme.

Si quisiera ser un poco optimista, diría que solo queda el arte. Pero ¿para quién? Para mirar realmente una imagen, para escuchar de verdad una obra musical, es necesaria cierta educación.

La pregunta fundamental que plantea el cine: ¿qué es la realidad?

Hitchcok [...], en mi opinión, es el más grande de los maestros.

La música sirve para esconder los defectos de la puesta en escena. Por ejemplo, se utiliza cuando la tensión flaquea. Por lo tanto, no recurrir a este proceso es cuestión de honradez.

De joven se considera que cada una de las líneas de un guion es una obra de arte. Todavía lo veo entre mis estudiantes, y yo no era diferente a su edad. Con los años se hace más fácil llenar la papelera.

Kafka nunca es tierno. Cuando hace menos veinte grados fuera y se te cae una barra de hierro en la mano, ¡esto sí es kafkiano! En las novelas de Kafka, la desesperación es total y el humor, muy agresivo.

Creo que hay un momento en la historia de la literatura y de la cultura, en que ya no puede pretenderse reunir todo el mundo en un libro. En otras palabras, este tipo de enfoque solo será fragmentario.

Después de que los nazis demostraran ser unos auténticos expertos explotando los medios de comunicación [...], los intelectuales entendieron lo mucho que podía manipularse a la gente a través de la literatura y del cine. En mi opinión, es lo que empujó a los grandes escritores en lengua alemana a producir una literatura autorreflexiva. Una literatura que, tal como Adorno puso de relieve, reflejaba sus propios medios de expresión, les servía de espejo y ofrecía al lector la libertad de comprender que estaba ante una obra de arte y no ante la realidad. Mis películas pertenecen naturalmente a esta corriente. No puedo remediarlo.

La imaginación va más lejos que la imagen.

El artista tiene el deber de evocar lo escondido.

El auténtico trabajo a la hora de elaborar un guion no reside en la escritura de las escenas, eso es rápido y placentero, sino en la elaboración de la estructura del conjunto.

El talento consiste en saber mirar y estar a la escucha del tiempo en el que se vive con el fin de articular la realidad a través del filtro de la sensibilidad de cada uno. La riqueza artística de una obra siempre dependerá más de la sensibilidad del autor que de su inteligencia.

Para mí el arte no es una huida de la realidad. Incluso es lo opuesto. [...] Con el arte se alcanza una riqueza de expresión que supera a la vida y permite encaminarse hacia el ojo de la tormenta. No se ve nada en un huracán, pero al llegar al ojo, todo se tranquiliza e incluso se aclara.

Solo se puede estar en sintonía con el otro a través del sexo y de la música. Desde luego, también puede hacerse trampa en estos ámbitos, pero la intensidad de la relación va más allá de lo que pueda intecambiarse con la comunicación verbal, donde cada palabra da pie a un malentendido.

Seguimos al borde del abismo, pero sabemos disimularlo mejor que antaño, aunque no significa que nos hayamos vuelto más cerebrales que antes, todo lo contrario.

Ese es mi objetivo, que el espectador tenga su sitio para que pueda apropiarse de la película a su manera, con su cultura y su pensamiento.

Veo las posibilidades multiplicarse a medida que escribo el guion, pero no intento identificarlas ni inventariarlas. Es algo más bien orgánico. [...] No considero que sea mi deber ayudar al espectador que no haya encontrado la respuesta.

Empeñarse en una explicación limita el alcance de la película al reducirla a una dimensión psicológica cuando hay otros muchos ángulos de aproximación.

Estoy más que dispuesto a hacer de monje, sus capuchas me parecen muy elegantes. O de psiquiatra. Son los únicos dos papeles que me siento capaz de interpretar.

Hay que esforzarse por no dar al público lo que espera, y "esconder" lo que se quiere enseñar para ser eficaz.

Creo que la expresión que más uso en mis películas es "Entshuldige!" (¡Disculpa!). [...] También tengo mucho cariño a la expresión "Ich weiss nicht" (No lo sé).

Lo que hago en cine [...] consiste en alimentar la sospecha en vez de recalcar verdades.

Al contar una historia, intento permanecer lo más abierto posible y tocar al público a nivel emocional. Mejor todavía si provoco una reflexión. Pero mi intención no es educar a los espectadores.

Siempre ignoramos la auténtica naturaleza de la gente. Excepto, quizá, la de los artistas, que se refleja en sus obras. Aunque en cada artista, como en cada uno de nosotros, hay un rostro público, un rostro privado y un tercero que se nos escapa, el del subconsciente.

Los hechos se presentan de forma contradictoria, lo que implica diversas hipótesis de interpretación. En cine se tiene mucha tendencia a querer explicarlo todo. Y eso me aburre.

Creo que la capacidad de mostrar cosas positivas, evitando la vertiente kitsch, aumenta con el poder artístico del que uno dispone. Y eso explicaría que hoy en día me permita alguna que otra libertad.

No debe olvidarse que para la persona que sueña, su sueño es real. Para plasmar esta impresión en una pantalla, siempre hay que partir de una situación normal para acabar con una pesadilla. Y no es sencillo.

Cada escena debe aportar un nuevo esclarecimiento de los personajes y permitir que el espectador vaya haciéndose una idea sin perder el interés. Debe encontrar respuestas a sus preguntas. De no ser así, se convierte en algo didáctico. Si una película da la opinión del autor sobre los personajes, cesa de interesarme, ya no me apetece seguir viéndola.


- ANTES EN LEARNING FROM THE MASTER.

No hay comentarios: