“Mientras afuera arden las hogueras de la rebelión,
yo me fotografío el culo” (pág. 56). El nuevo libro de relatos de Sanromán acaso
no pretenda escandalizar, únicamente dar por superados idealismos e hipocresías
mediante la argumentación estética de lo desagradable. Porque el sexo
omnipresente es siempre abordado desde el ángulo de lo feo, del horror, de lo
sucio y lo extremo. Y porque ese abordaje es la estrategia para sugerir que
hemos quedado más allá de lo que decíamos querer. El sexo es así tomado como
asunto, límite y testimonio de nuestra realidad [...].
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