miércoles, 31 de enero de 2007

PEQUEÑA FILMOTECA PORTÁTIL. Brakhage según Mekas.

SOBRE STAN BRAKHAGE


[…] Desde su primera exhibición en el antiguo Living Theatre, hace siete u ocho temporadas, el nombre de Brackhage ha estado estrechamente vinculado con la producción de cine avant-garde en América. Siempre ha sido su miembro más polemico; su nombre ha sido y aún es utilizado por muchos para denunciar todo el movimiento del cine experimental. Unos pocos números atrás, el “Film Quaterly” lo denunció violentamente como a un aficionado y charlatán. El “New York Film Bulletin” lo ha descrito en términos no mucho mejores. Aun aquellos que elogiaban sus primeros trabajos, críticos y amigos, se han vuelto en contra de sus últimos esfuerzos, lamentando la “pérdida” de un “talentoso” artista.

Después de haber tenido la oportunidad de ver la mayor parte de los últimos films de Brakhage, creo que estoy preparado a escribir mis propios sentimientos, reacciones y pronunciamientos sobre su trabajo.

Para enfurecer a los críticos de la nouvelle vague, empezaré por afirmar que Brakhage es uno de los cuatro o cinco artistas más auténticos trabajando en cine actualmente, y quizá el realizador más original hoy en América.

Diré, además, que los tres últimos films de Brakhage: Anticipation of the Night, The Dead y Prelude, están entre los más bellos que se han hecho en los últimos años, infinitamente superiores a todo lo que ha venido hasta ahora de la nouvelle vague o de la vieille vague.

El trabajo de Brakhage es un cine mucho más avanzado, más verdadero, un cine con mayúscula y / o minúscula, un cine de autor, un cine personal –cualquiera sea el nombre que se le dé-, superior al cine de Hiroshima, mon amour, por ejemplo. Si hablamos de la verdadera creación personal, de la verdadera experimentación, de la que es también una profunda experiencia de arte, tenemos que hablar no sólo de Resnais o de Antonioni, sino, y quizá sobre todo, del trabajo de Stanley Brakhage.

Hay solamente uno o dos artistas más trabajando actualmente (y les sorprendería saber sus nombres) que pueden transformar la realidad en arte tan acertadamente como Brakhage. Un paisaje, una cara, una mancha de luz, todo cambia bajo sus ojos, para convertirse en algo más, en una esencia de sí mismo, al servicio de su visión personal. Contemplar, en The Whiteye, un paisaje de invierno transformarse en pura poesía del blanco a través de la magia del movimiento y de la luz solamente es una experiencia inolvidable.



Diré, además, en oposición a sus críticos y amigos, que Brakhage ha cambiado, crecido y se ha desarrollado constantemente. Desistfilm, The Cat’s Cradle, The Whiteye, están entre los hitos de su primera adolescencia. Anticipation of the Night resume los temas, técnicas y estilo de su segundo período y pone fin a la adolescencia. En The Dead encontramos la primera obra maestra de un Brakhage maduro, con un estilo que tiene la claridad del cristal y un contenido que rompe con la barrera lírica y entra dentro de lo mental y de lo místico.

En Prelude, el nuevo Brakhage alcanza su cumbre más alta hasta entonces y da al cine moderno una de sus auténticas e incontestables obras maestras; un film que es un poema, un pensamiento metafísico, una sinfonía visual, no sé cómo decirlo; está más allá de la descripción en palabras, es todo cine. Después de ver Prelude, alguien exclamó: “Ahora todas las nouvelles vagues pueden irse de paseo”.

Pero es Stanley Brakhage quien se va, de vuelta a Colorado, a continuar su trabajo, uno de nuestros más originales y menos comprendidos artistas, dejando que todos los farsantes del cine disfruten del dinero, del reconocimiento y de la fama. Esa es la irónica y quizá eterna posición del artista en una civilización decadente.





Jonas Mekas, Voice (26 de octubre de 1961). Traducido por Verónica Fernández-Muro, Diario de cine, Editorial Fundamentos, Madrid, 1975, P. 56-58.

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