miércoles, 30 de mayo de 2007

TENTATIVAS DE DE-BLOGGING (II)


La ciberliteratura desdibuja la frontera entre el escritor amateur y el profesional, y en todo caso desenmascara la condición asalariada de este último. La condición de inédito / publicado ya no sirve para marcar la diferencia, porque ahora el literato –o lo que sea- puede perfectamente hacer las veces de editor cuando y como se le antoje.

Al saltarse a la torera las mediaciones editoriales, la ciberliteratura aspira a poner en crisis la literatura como relación comercial. En consecuencia, también los vínculos entre escritor y lector se trastocan. Las posiciones de ambos son ahora las de dos jugadores cuyas posiciones resultan intercambiables. Lo que importa es, en efecto, jugar.

No hay que exagerar, desde luego, la nota. Pero digamos que, en una fase en la que el conocimiento se ha convertido en un valor estratégico y central en el proceso de producción-distribución-consumo, el hecho de que los saberes y los afectos escapen a la lógica del capital incluso en reductos tan menudos como éste, puede tener una cierta dimensión subversiva.
Imagen: Beth B, Monument 1 (1997).

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