domingo, 16 de septiembre de 2007

ELEMENTOS DE AUTOCRÍTICA (I)

Foto: Uliano Lucas

Aquí un amigo

Hagamos primero las presentaciones formales. José Luis Redón vive –al parecer- en Torrent (Valencia) y, desde Torrent (Valencia), emite con constancia pasmosa El n-ésimo blog, un cuaderno de bitácora combativo e inclemente con la imbecilidad dominante. José Luis es una especie de Léon Bloy rojo y punk que no está para muchas hostias ni cantinelas. Hace algunos días se asomó por aquí para plantar algunos puntos sobre algunas ies a golpe de contundente martillo.

En torno a un viejo texto de Althusser

El motivo de su intervención fue una breve guía de lectura de El Capital que arrojé a la Red el pasado 9 de septiembre. El autor del texto en cuestión era M. Louis Althusser, lo que explica el título genérico que encabeza lo que escribo ahora. En su comentario, José Luis me echaba en cara la excesiva longitud de la entrada. “¿Quién se va a leer todo el rollazo sobre Althusser? –me preguntaba o se preguntaba en voz alta-. Me refiero no ya al Pueblo, sino a la Multitud”. Y más adelante: “¿No te parece que eso no se dirige a la Multitud, que, en general, dispone de muy poco tiempo? […] Quizá se tercia hacer lo que haces, pero yo creo que nuestros adversarios utilizan mensajes mucho más fáciles de asimilar por la mayoría social”. Aparte de que a José Luis le asista toda la razón del mundo y de que, en pocas palabras, plantee cuestiones de un calado y una relevancia fundamentales para cualquier proyecto transformador en la actualidad –intentaré decir algo al respecto más adelante-, sus reproches han servido o van a servir para que considere brevemente por qué hago lo que hago y para qué coño sirve, si es que sirve para algo. Al fin y al cabo, tod@s tenemos nuestro ombliguito.

1. En primer lugar, he de confesar una motivación meramente doméstica, particular, privada, en las traducciones que van apareciendo por aquí. Me ayudan a coger mano en el ejercicio de verter textos en otras lenguas al castellano. Algo muy pequeño-burgués, si se quiere.

2. Sin embargo, la elección de los textos traducidos no es aleatoria ni gratuita. No puede serlo. Althusser o Castioriadis no dan lo mismo que Saint-Exupéry o T. S. Elliot, por mencionar los dos primeros nombres que se me vienen a la cabeza. La rúbrica bajo la que suelen aparecer tales materiales también tiene su sentido. AGITPROV: AGITar conciencias, PROVocar reflexiones. Aquí el pecado sería, más bien, el de la arrogancia y la pretensión excesivas.

3. Los criterios de elección de los textos son flexibles, variables y no siempre conscientes. En términos puramente formales, lo que todos comparten es el ser materiales que no contaban con versiones previas en español o cuyas traducciones resultan a estas alturas inaccesibles. Aquí se me podría reprochar un interés meramente arqueológico o filológico, sin proyección práctica real. Sea.

4. Ése es precisamente el caso de Comment lire “Le Capital”, un artículo del que –creo- existía una versión en castellano, pero ya tan remota y olvidada como el propio Althusser. El texto además me venía bien porque podía servirme para conmemorar los ciento y pico años de la publicación del primer tomo de El Capital. Convengo en que las efemérides son una soberana gilipollez, pero a veces valen como excusa para recordar lo que hay que seguir recordando. La lectura del texto marxiano puede resultar todo lo puñetera y escarpada que se quiera, pero sigue siendo imprescindible.

De Multitudes y otros asuntos

Pero vayamos ahora a lo que realmente importa. ¿Quién se va a leer todo el rollazo sobre Althusser? La Multitud –afirma José Luis- dispone de poco tiempo, y tiempo es lo que no se puede perder. Porque perder el tiempo es perder la vida, ¿no? Detrás de la pregunta hay –me parece- cuestiones de bastante fuste y no poca complejidad. Veamos.

En primer término, un problema tangencial, pero no menor, que se refiere a los modos y estrategias de escritura / lectura. Si no me equivoco, lo que hay al fondo de este asunto es una especie de ley de la analogía estructural generalizada que establecería que, puesto que el poder se organiza reticularmente, los contrapoderes también han de componerse en red, y que, habida cuenta de que el Capital emite sus mensajes en forma de píldoras publicitarias, los discursos negadores de su dominio deberían adoptar igualmente unas dimensiones –por así decir- microcelulares. Una cuestión que viene preocupándome en estos últimos tiempos es la de la imposibilidad de la lectura que se deriva de lo inabarcable del metatexto cibernético. Me parece que la Red impone un modo de lectura al que –para entendernos- podríamos llamar lectura zapping, y que, paradójicamente, hace opaco e ilegible lo que va apareciendo en los monitores de nuestros respectivos PCs.

Nada más respecto a esto de momento. Dejo tan sólo un fragmento de Bifo para la consideración de quienes puedan estar interesados en lo dicho:
“Según Christian Marazzi, que se ha ocupado en varios libros de estudiar las relaciones entre economía, lenguaje y afectividad, la última generación de operadores económicos está afectada por una verdadera forma de dislexia, de incapacidad de leer una página de principio a fin según procedimientos de tipo secuencial y de incapacidad de mantener la atención concentrada en el mismo objeto por largo tiempo. Además la dislexia se extiende a los comportamientos cognitivos y sociales, hasta el punto de hacer casi imposible el seguimiento de estrategias lineales”. Punto.

Lo que verdaderamente preocupa a José Luis –y lo que de verdad debería preocuparnos- tiene que ver con el resto de elementos presentes en su intervención. ¿Qué es eso de la Multitud? ¿Y, sobre todo, cómo podríamos organizarla / organizarnos para combatir la Realidad y construir el comunismo?

“¿La gente que buscamos la forma de transformar, de cambiar las cosas, no deberíamos más bien pensar en cómo organizar la Multitud de una manera efectiva? Algunos amigos, se plantean crear un nuevo partido en Valencia, a la vista de la quiebra de Izquierda Unida, pero yo les digo que eso no sería más que repetir lo mismo. Pero ¿cómo crear algo, una organización a la altura de los tiempos? Creo que este es el problema que nos debería ocupar”.

Pongo las preguntas en suerte e invito a quienes lean esto a participar en El n-ésimo blog. Yo, por mi parte, continuaré en cuanto tenga algo de tiempo y ganas para sentarme de nuevo ante el teclado.

6 comentarios:

Dialéctico dijo...

Yo por mi parte me lei ese artículo sobre "Das Kapital. Kritik der politischen Ökonomie" de un tiron. Pero es cierto que cada vez que veo un texto con una extensión considerable, mi cerebro me envia una señal de "no, por favor!!", jeje.

De todas formas si no se tiene tiempo para leer un artículo y se tiene verdadero interés en leerlo, uno siempre se lo puede guardar y dejarlo para otro rato, al menos eso es lo que hago.

Yo prefiero utilizar la palabra masas en vez de multitudes. Las masa al fin y al cabo es energía acumulada y organizada, que interacciona constantemente con su entorno y con ella misma.
En cambio la palabra multitud me transmite sentimientos mecanicistas, y por lo tanto estáticos e inanimados. Esto daría para un debate...

Fustafio dijo...

joder, pues a mi que también tengo mucho rollo, también me ha hecho que pensar...

ahora que ya tenía casi lo del blogger... algún día jajajjaja

saludos

Carlos Peña dijo...

Hola: soy Peza. He visto tu comentario en mi blog y tu invitación a participar en ese proyecto. Por mí perfecto, y te agradezco que cuentes conmigo. Me gustaría saber si habías pensado en ese texto que leyeron en Musica es tres (bien podría servir como definición de lo que puede ser un blog) o si otro texto nuevo hecho a propósito. Dime algo y así si lo tengo que preparar me pongo con ello. Me alegro mucho de haberte encontrado en la red, creo que tu blog (muy currado, por cierto) dará para buenos ratos y mucho que pensar. Un saludo.

Amputaciones dijo...

Ingobernable: hablaremos de la cuestión masas / multitudes en el próximo capítulo. Probablemente el sábado.

Fustafio: Piensa cuanto quieras, pero no descuides lo nuestro, compadre.

Peza: Gracias por la visita. Espero que no sea la última. Por lo que se refiere al 'de-blogging', tú decides.

Carlos Peña dijo...

Hola: en cuanto a lo del de-blogging, prefiero que utilices ese texto que leyeron, es mi definición de lo que es un blog, al menos de lo que significa para mí, no podría explicarlo más concretamente de otro modo.

Te dejo aquí el link.

http://insomniosdetodoacien.blogspot.com/2007/06/se-abre-el-teln.html

Saludos

Amputaciones dijo...

Estupendo. Me lo quedo.

Muchas gracias, Peza.