Cuando
fue la invasión al Líbano por parte del Estado de Israel la seguí por una lista
de bloggers del lugar. Una manera negativa de juzgar la importancia del asunto
es revisar afiches de propaganda de guerra de principios y mediados del siglo
XX -si no artículos de la prensa "seria". ¡Eso ya no es posible,
ahora menos que nunca! La mediación del aparato informativo continúa, cada uno
con su mayor o menor ética, con sus mejores o peores desempeños, pero los
turros la tienen más difícil.
¡Los
años 90! ¡Los suplementos, las revistas culturales! ¡Tunantes hablando de
"la crisis del marxismo", el fin de ésto y de lo de más allá! En una
asamblea de organismos ddhh una licenciada me aulló hobbesiano, como quien dice
violador, o pedófilo, porque resulta que con muros o sin muros no me creí la
cantinela de la paz perpetua capitalista. En esa época no blogueábamos, había
que aguantarse, el silencio y la relativa soledad política digo.
¿"Actualidad"? La de ayer, la de esta semana. El almanaque. La nueva
mercancía que debe venderse. "Pero señor, yo no leí el último de Houellbec
(o como se escriba), tampoco el último título líquido del señor Bauman. Ni
tengo ganas. Estoy con Lucrecio, y lo que me gustaría conocer es la opinión de
algunos semejantes míos sobre su poema". Ahora blogueo. Y no tengo que
aguantarme la mala clase de un periodista pastoral.
Y
hasta he hecho amigos. Gente a la que he visto in corpore. Y he abrazado. De
habérmelas cruzado por alguna calle de Buenos Aires, a algunas de ellas, me
hubiese dado vuelta con sigilo o
disimulo para verles las piernas, el andar, el porte, o el culo. Pero nada,
nada hubiese sabido.
Un
mapa simpático y abierto. Algunas líneas son fijas, o más o menos fijas.
Algunas duran poco, o se van tal vez para volver. Individuos, temas.
Respecto
de cómo hacer el mío, de cómo escribir. Uno debe hacerse alguna idea, aunque
sea difusa. Una idea difusa de inodoro hace la diferencia entre cagar en una
olla o hacerlo donde corresponde. Y no hace falta una ontología para distinguir
entre tu novia y el ropero. Mi idea del blog ha ido cambiando sin consulta, y
la he ido acatando cada vez, hasta que, según creo, se ha instalado en una zona
personal (bueno, como soy más papista que el papa hasta le he hecho volar
contadores, asientos en comunidades genéricas, todo eso, y hasta la primer
línea del template -DOCTYPE html PUBLIC... etcétera). Me gusta recostarme sobre
una sensación. Una escena de película o de calle. Un diálogo. Un libro o
fragmento leído o lambido. Una manía. Y moverme en su interior. Me gusta el
hecho físico que se produce cuando pongo música y escribo, lo qué se vuelve
secundario. Ni siquiera corrijo, no emprolijo nada. Cualquier cosa que tire.
Últimamente la recurrencia son películas, pero sólo por la fuerza de ese bicho,
no por interés profesional o lo que sea. Pero puede ser cualquier cosa (como
ahora, el blogging, cuando lo que suena es Psychic TV).
27/08/2007
* SI
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