viernes, 18 de noviembre de 2011

ESPECIAL 5º ANIVERSARIO - La vocación suspendida - Pierre Klossowski



Pierre Klossowski (1905-2001), nunca ha tenido un verdadero rostro. Ni filósofo, ni teólogo, ni escritor, ni pintor, “el autor clásico más importane de fines del siglo XX”, como me lo dijo una joven editora, poco antes de su muerte y antes de que le hiciera una visita en su modesto departamento de la rue Glaciere, en el barrio XIII de París. Klossowski estaba muy anciano y Denise, o Denise Maria Roberte, la inspiración de sus libros y de sus pinturas, estaba con él, mucho más joven, pero devota de esa vida creativa, justa, austera. La vida de Klossowski, su creación, es una autobiografía, o una autoficción a la manera cómo la entendió Marcel Duchamp (en cierta forma otro diletante); ella, se construye a través de una serie de objetos, libros, pinturas, películas, etc... Klossowski, Bataille, Blanchot, y más tarde, Deleuze, Foucault o Derrida, forman parte de esa generación que vive la crisis de después de la guerra, crisis simbólica, pero sobre todo, religiosa. Sus búsquedas estéticas, y más que nada en el caso de Klossowski, Bataille y Blanchot, se mantienen siempre al límite de lo indecible, del no poder decir, o hacer, nada más, y hacen de la transgresión una forma de conocer la realidad. Realidad y sueño confundidos como producto de la desesperación de no poder creer y desear hacerlo, en resumen, un ateísmo creyente. [...]

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