Desde mi patética condición de blogger divulgador y
vulgarizador de todo cuanto estudio (lo cual no es poco), observo con un poco
de tristeza la cantidad de blogs que, de una manera o de otra, se han adaptado
a la lógica del periodismo convencional, ya sea por la forma que adoptan
(artículos largos), ya sea por la tendencia a especializarse en una materia y a
intentar influir a favor de una causa concreta.
Desprovistos de los límites comerciales y estilísticos de
la prensa escrita, los blogs ofrecen una libertad hasta hace poco inimaginable
para el escritor. Para empezar, el blog permite establecer una relación directa
entre escritor y lector, de tal modo que éste tiene la posibilidad de refutar
los argumentos esgrimidos por el autor e, incluso, puede permitirse el lujo de
burlarse de él y animarle a que abandone para siempre sus ingenuas fantasías
literarias (de hecho, eso es lo que ocurre la mayoría de las veces). Esta
relación directa entre autor y lector establece una novedad no del todo
valorada por muchos bloggers. Para mi gusto, el post debería buscar una vía
intermedia entre la buena literatura y la comunicación oral, de suerte que cada
entrada, lejos de limitarse a transmitir información, se convirtiera en un mero
pretexto para estimular un debate acerca del tema propuesto en el título del
artículo (y digo título porque los posts, como regla general, no se leen).
En todo caso, los blogs han provocado la aparición de una
figura híbrida entre la literatura y el debate oral, o, dicho de otro modo, han
dado lugar a una especie de “escritura coloquial”. De pronto la palabra escrita
cobra vida, se vuelve ágil, se deja oír. Es una comunicación en la que no hay
voz, ni contacto físico, ni tan siquiera presencia, pero que sí está
condicionada por el medio visual: utilizamos una tipografía, un tamaño de letra,
un avatar, un apodo e incluso muchas personas –mujeres, sobre todo- utilizan
emoticones y caritas. En definitiva, se trata de una fórmula de comunicación
con unas características propias, híbridas, no del todo definidas, pero que hay
que tener en cuenta si no queremos convertirnos en unos nostálgicos a quienes
la tecnología barrió de la faz de la escritura.
Frente al rígido formato de la prensa escrita, los
bloggers también podemos elegir –con límites, eso sí- el formato de nuestros
escritos; podemos publicar lo que más nos apetezca y con la frecuencia que nos
convenga, improvisando, experimentando, insultando, cambiando constantemente de
registro, añadiendo vídeos o fotografías, e incluso tenemos la posibilidad de
formar juegos de palabras o de retorcer la gramática sin miedo a la posible
intervención –siempre castradora- del corrector de pruebas. Y así transcurre el
juego: escribimos, publicamos, nos releemos, descubrimos nuestros límites y
sufrimos nuevos altibajos emocionales, a veces a medio camino entre la
frustración y la resignación, pero sin desistir jamás, siempre en busca de
nuevos lectores, de esos seres reales pero a los que interesadamente preferimos
ver como "virtuales", ya que así podremos deshacernos de ellos cuando
nos convenga, con una frialdad robótica y exenta de trasnochados sentimientos
de culpa.
Curiosamente, son pocos los blogs que aprovechan estas
posibilidades. Muchos escritores anónimos y solitarios, escondidos tras sus
pretenciosos apodos, utilizan este medio para mostrar al mundo su tedio
infinito, su soledad mal digerida y su triste condición de individuos
desgraciados. Según Houellebecq, cada individuo debería ser capaz de producir
por sí mismo una “revolución fría”, simplemente alejándose de la palabra y del
flujo informativo-publicitario. No es algo muy complicado; bastaría con apagar
la televisión, abandonar la mesa del ordenador, desenchufar los
electrodomésticos y renunciar a la tentación de convencer, de influir, de
ganarse el aplauso, de provocar, de tener razón. Es tan fácil como quedar
inmóvil durante unos segundos. Pero nadie lo hace. Porque nadie es capaz de
digerir su soledad. Porque nadie puede soportarse a sí mismo en silencio.
Porque nadie puede renunciar a la participación epidérmica, superficial, en el
mundo.
22/11/2007
* SI
QUIERES SABER DE QUÉ VA ESTO, ECHA UN VISTAZO A ESTA
ENTRADA.
1 comentario:
Estoy contigo. No hay nada mejor que la autenticidad, es decir, no escribir lo que se debe sino lo que se necesita, y lo que diferencia nuestros textos del resto.
Gran descubrimiento, espero sigamos en contacto a través de nuestros blogs.
Un besito popfiláctico
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