"De todos los modos de procurarse libros, el más glorioso es escribirlos uno mismo. Más de uno de ustedes recordará con agrado la gran biblioteca que el pobre maestrito de escuela de Jean Paul, Wuz, logró reunir con el tiempo escribiendo para sí, ya que no podía comprarlas, todas aquellas obras cuyo título en los catálogos le interesaba. A decir verdad, los escritores son personas que escriben impulsados no ya por la carencia sino por la insatisfacción de los libros que pueden comprar pero que no les gustan. Seguramente ustedes, señoras y señores, dirán que esta es una definición exagerada de los escritores; pero todo lo que se dice desde el punto de vista de un verdadero coleccionista es una exageración. De entre los modos de adquisición habituales, el más apropiado sería, para él, el préstamo indefinido. El deudor de altos vuelos, tal como lo imaginamos, demuestra ser un coleccionista a toda prueba, no solo por el ardor con que defiende el tesoro de sus préstamos acumulados haciendo oídos sordos a todos los rutinarios requerimientos de la administración, sino también y sobre todo porque no lee. De creer en mi experiencia, que semejante personaje devuelva un libro prestado es posible alguna vez, pero que lo haya leído, ¡nunca! Así pues -me preguntarán ustedes- ¿lo propio del coleccionista es no leer libros? ¡Lo nunca visto! Pues bien, no. Los expertos podrán confirmarles que es lo más habitual, y basta recordar a este efecto la respuesta que Anatole France, de nuevo, tenía preparada para los beocios que, tras admirar su biblioteca, formulaban la inevitable pregunta:
- ¿Y ha leído usted todo esto, Sr. France?
- Ni la décima parte. ¿Acaso come usted todos los días en su vajilla de Sevres?"
[Extraído de Walter Benjamin, Desembalando mi biblioteca]
1 comentario:
"La libertad de hablar se está perdiendo. (...). En toda conversación se va infiltrando, inevitablemente, el tema que plantea las condiciones de vida, el tema del dinero". Benjamin, "Calle de dirección única".
Siempre hay soluciones para ampliar la Biblioteca de los pobres, que como dice mi querido Mariano, son las mejores Bibliotecas del mundo, como sus vajillas apunto yo.
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