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domingo, 13 de marzo de 2011

GARABATOS EN SERVILLETAS. Seis


Cartel en una biblioteca escolar: "Los libros no muerden".
Escribo debajo: "Entonces, ¿de qué sirven?"

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Por un instante me ofreció su mejor sonrisa. Pero enseguida volvió a cruzar las piernas.


- CINCO.

jueves, 24 de junio de 2010

GARABATOS EN SERVILLETAS. Cinco




La absurda lucidez del loco que pescaba en un barreño. Al menos podía estar seguro de algo: de que "no iban a picar".



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“El saber es y será producido para ser vendido, y es y será consumido para ser valorado en una nueva producción: en los dos casos, para ser cambiado” (Jean-François Lyotard).


sábado, 18 de abril de 2009

GARABATOS EN SERVILLETAS. Tres



La originalidad, esa puta…

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No puedo decir que me sorprenda que esos a los que antes se llamaba proletarios piensen con cabeza de burgués. Al fin y al cabo, el Abuelo ya nos enseñó que la ideología dominante es la ideología de la clase dominante. Lo que todavía, en mi candidez, me deja estupefacto es que los curritos tengan en la pelota la misma mierda que los amos de hace doscientos años. ¿Será que aún es la burguesía la verdadera clase revolucionaria?


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“¿No se trata de que quieres que una cosa sea lo más real posible y al mismo tiempo profundamente sugestiva o que abra profundamente áreas de sensación distintas de la simple representación del objeto que pretendes hacer? ¿No consiste en eso todo arte?”
Francis Bacon.


martes, 7 de abril de 2009

GARABATOS EN SERVILLETAS. Dos




No es cierto que hayamos matado a Dios. Al contrario: lo hemos inventado. Dios existe, y es un satélite espía.


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HAIKU: En la pescadería. Erizos de mar concéntricos. Un caracol (Helix Aspersa) que escapa de la malla.



lunes, 6 de abril de 2009

GARABATOS EN SERVILLETAS. Uno

Oigo que Fernando Vallejo afirma en una entrevista que, en los últimos veinticinco años, no ha leído un solo libro de ficción. Según creo, con Nietzsche pasaba algo parecido: prefería los paseos por la montaña a las bibliotecas. Dos ejemplos de que, para encontrar eso que se llama voz propia, es necesario alejarse de las voces ajenas. Tan sólo un temor: descubrir que uno es sordo y mudo.