“Simenon est un romancier de génie et le plus vraiment romancier que nous ayons dans notre littérature d'aujourd'hui"
André Gide
L’homme nu de Simenon es un hombre en peligro, acosado. De entre todos sus reflejos naturales, el predominante es el de la huida, la perpetua necesidad de ponerse a salvo.
“Qu’on le veuille ou non, il faisait partie d’un tout, même si ce tout était hostile » (Les Quatre Jours du Pauvre Homme, 1949).
Va a ser esta pequeña burguesía empobrecida hasta alcanzar condición de lumpen y aterrorizada por el misterioso poder del capital monopolista mundializado la base social de los fascismos históricos.
"C'est un imbécile de génie"
Herman de Keyserling
EPIFANÍA. Pequeños (como Jules Guérec) o grandes burgueses (como M. Monde), empleados (como M. Popinga), reconocen de repente su condición de cadáveres más o menos saludables. Y, de forma igualmente repentina, se rebelan: deciden vivir. Otro punto determinante en el tiempo biográfico es el comienzo del aniquilamiento, de la disolución en la impersonalidad del ‘se’…
Se produce después una suerte de ritual de paso o transición, una especie de purificación de la que el personaje sale transformado; reducido a su yo esencial, si se quiere…
André Gide
L’homme nu de Simenon es un hombre en peligro, acosado. De entre todos sus reflejos naturales, el predominante es el de la huida, la perpetua necesidad de ponerse a salvo.
“Qu’on le veuille ou non, il faisait partie d’un tout, même si ce tout était hostile » (Les Quatre Jours du Pauvre Homme, 1949).
Va a ser esta pequeña burguesía empobrecida hasta alcanzar condición de lumpen y aterrorizada por el misterioso poder del capital monopolista mundializado la base social de los fascismos históricos.
"C'est un imbécile de génie"
Herman de Keyserling
EPIFANÍA. Pequeños (como Jules Guérec) o grandes burgueses (como M. Monde), empleados (como M. Popinga), reconocen de repente su condición de cadáveres más o menos saludables. Y, de forma igualmente repentina, se rebelan: deciden vivir. Otro punto determinante en el tiempo biográfico es el comienzo del aniquilamiento, de la disolución en la impersonalidad del ‘se’…
Se produce después una suerte de ritual de paso o transición, una especie de purificación de la que el personaje sale transformado; reducido a su yo esencial, si se quiere…
"Casi todos sus relatos comienzan por cien páginas magistrales en las que se asiste como a un fenómeno natural y en las cuales se encuentra infaliblemente ante una determinada cantidad de materia viva de la que otro Simenon se apoderará para extraer dramas y sorpresas bastante menos hábilmente"
Robert Poulet
Asocio las novelas de Simenon con un término francés: poêle y, sobre todo con determinados ambientes neblinosos, húmedos: pequeñas ciudades de provincias cubiertas por una cortina perenne de lluvia fina. Incluso el sur –como en Chemin sans issue- queda ahogado por la niebla y la lluvia cuando se le acerca la pluma del belga…
En Le Suspect (1938), por ejemplo, se da una de esas extraordinarias descripciones de ambientes. La pequeña vivienda de la familia Chave: la mujer que plancha con la noche ya entrada, el niño con rubéola, el repiqueteo de la lluvia; un piso pequeño: el calor de la estufa, el olor de la plancha encendida.
Pero, sobre todo… Courbevoie: la lluvia siempre presente, el París de las afueras, entre lumpen e industrial; los muelles, las fábricas, los pequeños bistrós al lado del Sena, los pescadores, los pobres ociosos…
"La Ligne Claire, c'est quoi pour toi ?
Ce qui m'intéresse, c'est de raconter des histoires en images, de façon lisible, intelligente et pas ennuyeuse. De porter un regard moderne sur l'aventure dessinée. Mes influences Ligne Claire sont très variées : de Saint-Ogan à Hergé, en passant par Sempé, mais aussi Le Corbusier en Architecture, et Simenon en Littérature."
Stanislas
El estilo de Simenon es impresionista. Basta media docena de líneas para introducirnos en unos espacios y paisajes en los que se diría hemos estado desde siempre. Pero también extremadamente cuidadoso con el detalle. Un ejemplo: el espejo de M. Guérec distorsiona su rostro hasta hacerlo irreconocible para su dueño. Una sensación de extrañeza semejante sufre M. Monde: como un niño que de la noche a la mañana se hubiese transformado en un hombre de 48 años.
Ce qui m'intéresse, c'est de raconter des histoires en images, de façon lisible, intelligente et pas ennuyeuse. De porter un regard moderne sur l'aventure dessinée. Mes influences Ligne Claire sont très variées : de Saint-Ogan à Hergé, en passant par Sempé, mais aussi Le Corbusier en Architecture, et Simenon en Littérature."
Stanislas
El estilo de Simenon es impresionista. Basta media docena de líneas para introducirnos en unos espacios y paisajes en los que se diría hemos estado desde siempre. Pero también extremadamente cuidadoso con el detalle. Un ejemplo: el espejo de M. Guérec distorsiona su rostro hasta hacerlo irreconocible para su dueño. Una sensación de extrañeza semejante sufre M. Monde: como un niño que de la noche a la mañana se hubiese transformado en un hombre de 48 años.
"Mon petit Sim, lui dit-il, vous êtes fou. D'où sortez-vous ce Maigret ? Ni bon, ni méchant. Pas d'intrigue policière. Pas d'amour, pas de fin heureuse. Le public ne marchera pas."
Arthème Fayard (editor).
Pietr Le Letton (1929) es la primera novela del ciclo Maigret. En las primeras páginas se da una mayor presencia de los personajes que de los escenarios. Maigret es corpulento, correcto en el vestir pero algo desaliñado. Pietr, un malvado a la altura de Moriarti: astuto, culto, aristocrático. En lo físico es la antítesis de Maigret: flaco, bajo, de piel clara y fina, cabellos rubios y escasos.
“[…] eso lo hace magistralmente Simenon: en Simenon el proceso de investigación no importa nada, hace lo que le da la gana, y acabas creyendo lo que él dice por la complicidad psicológica que estableces con Maigret y con su juego de relaciones con los personajes que han ido apareciendo en la novela.”
Manuel Vázquez Montalbán, Entrevista con José Fernández Colmeiro, Quimera, Nº 73, 1998.
Arthème Fayard (editor).
Pietr Le Letton (1929) es la primera novela del ciclo Maigret. En las primeras páginas se da una mayor presencia de los personajes que de los escenarios. Maigret es corpulento, correcto en el vestir pero algo desaliñado. Pietr, un malvado a la altura de Moriarti: astuto, culto, aristocrático. En lo físico es la antítesis de Maigret: flaco, bajo, de piel clara y fina, cabellos rubios y escasos.
“[…] eso lo hace magistralmente Simenon: en Simenon el proceso de investigación no importa nada, hace lo que le da la gana, y acabas creyendo lo que él dice por la complicidad psicológica que estableces con Maigret y con su juego de relaciones con los personajes que han ido apareciendo en la novela.”
Manuel Vázquez Montalbán, Entrevista con José Fernández Colmeiro, Quimera, Nº 73, 1998.
Georges Simenon nació en Lieja el 13 de febrero de 1903 –aunque por superstición y a efectos del registro, la fecha se adelantaría un día- y murió en Lausana el 4 de septiembre de 1989. Sus ochenta y seis años de vida le dieron para escribir más de doscientas novelas –algo más de setenta protagonizadas por el comisario Maigret- y para acostarse –según él mismo decía- con más de treinta mil mujeres. Además fumaba en pipa y le gustaba navegar.
Y a continuación:
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