Solo de ombligo en nuestro programa de hoy, queridos amigos y amigas. Hace unos días –el diecinueve de noviembre de 2007, para ser más fastidiosamente concretos- amputacioneS echó su primer diente. Así que si este pequeño despliegue de vanidad cibernética necesitaba de algún porqué y motivación, ya lo tenemos: ¡estamos de cumpleaños! [Fondo de matasuegras].
La cosa empezó –permítanme que se lo recuerde- más o menos así:
“La amputación alude al acto de amputar –la amput-acción- pero también a su resultado: el miembro, el órgano, la carne que se separa del organismo. Se amputa lo que sobra, lo que podría contaminar al cuerpo sano, lo podrido peligroso. Sólo un@s desequilibrad@s serían capaces de arrancarse o arrancar a otr@s miembros en perfecto estado de uso”.
¿Qué quería decir con esto en aquel día de mediados de noviembre hace ahora un año? No tengo la menor idea. El tiempo vuela como los estorninos, las neuronas tienen la vida tan corta como los mosquitos y creo que esa mañana, tarde, noche o lo que fuere, la pajarita me apretaba el gaznate y bloqueaba el natural flujo que lleva la sangre del corazón al cerebro. Conque ustedes dirán… Sí recuerdo, con todo, que el título se lo había arrebatado de forma provisional a un libro de microrrelatos que por entonces proyectaba escribir y que aún hoy sigue cocinándose a fuego tal vez demasiado lento. AM-PU-TA-CIO-NES. Tenía fuerza, resultaba agresivo, yo que sé… El caso es que en aquel momento me gustó; ahora, he de confesar, no lo tengo tan claro.
En fin, sigamos con la relectura:
“El título connota lo violentamente fragmentario –escribía yo-, así que le cuadra bien a esta cosa tan posmoderna que es el blog, y evoca al mismo tiempo aquella mesa surrealista de operaciones en la que podían convivir felizmente el paraguas y la máquina de coser. Desde el principio, pues, nos ponemos bajo la advocación de Frankenstein y de todos esos monstruos fabricados con retazos y jirones que pueblan el imaginario de una época particularmente aficionada a las carnicerías quirúrgicas”.
No me negarán que este segundo parágrafo me quedó especialmente bien. [Se oye estallar un globo; otro se desinfla con un pedito leve]. En cierto modo, desbarataba la confusión y oscuridad del que lo había precedido y, en consecuencia, podría decirse que cumplía con la función asignada a cualquier segundo párrafo que se precie. ¿Se han fijado? Con que habilidad retórica traía yo del bracero a Lautréamont y Frankenstein, tan alegres, tan relucientes y tan bien peinados, y al final cerraba con esa apenas velada alusión a las ‘carnicerías quirúrgicas’ –es decir, a la Guerra-, anunciando así el tono crítico que debía adquirir amputacioneS en el futuro inmediato. Un primor, sin duda.
La cosa empezó –permítanme que se lo recuerde- más o menos así:
“La amputación alude al acto de amputar –la amput-acción- pero también a su resultado: el miembro, el órgano, la carne que se separa del organismo. Se amputa lo que sobra, lo que podría contaminar al cuerpo sano, lo podrido peligroso. Sólo un@s desequilibrad@s serían capaces de arrancarse o arrancar a otr@s miembros en perfecto estado de uso”.
¿Qué quería decir con esto en aquel día de mediados de noviembre hace ahora un año? No tengo la menor idea. El tiempo vuela como los estorninos, las neuronas tienen la vida tan corta como los mosquitos y creo que esa mañana, tarde, noche o lo que fuere, la pajarita me apretaba el gaznate y bloqueaba el natural flujo que lleva la sangre del corazón al cerebro. Conque ustedes dirán… Sí recuerdo, con todo, que el título se lo había arrebatado de forma provisional a un libro de microrrelatos que por entonces proyectaba escribir y que aún hoy sigue cocinándose a fuego tal vez demasiado lento. AM-PU-TA-CIO-NES. Tenía fuerza, resultaba agresivo, yo que sé… El caso es que en aquel momento me gustó; ahora, he de confesar, no lo tengo tan claro.
En fin, sigamos con la relectura:
“El título connota lo violentamente fragmentario –escribía yo-, así que le cuadra bien a esta cosa tan posmoderna que es el blog, y evoca al mismo tiempo aquella mesa surrealista de operaciones en la que podían convivir felizmente el paraguas y la máquina de coser. Desde el principio, pues, nos ponemos bajo la advocación de Frankenstein y de todos esos monstruos fabricados con retazos y jirones que pueblan el imaginario de una época particularmente aficionada a las carnicerías quirúrgicas”.
No me negarán que este segundo parágrafo me quedó especialmente bien. [Se oye estallar un globo; otro se desinfla con un pedito leve]. En cierto modo, desbarataba la confusión y oscuridad del que lo había precedido y, en consecuencia, podría decirse que cumplía con la función asignada a cualquier segundo párrafo que se precie. ¿Se han fijado? Con que habilidad retórica traía yo del bracero a Lautréamont y Frankenstein, tan alegres, tan relucientes y tan bien peinados, y al final cerraba con esa apenas velada alusión a las ‘carnicerías quirúrgicas’ –es decir, a la Guerra-, anunciando así el tono crítico que debía adquirir amputacioneS en el futuro inmediato. Un primor, sin duda.
Poco más de diez días después, el blog hacía su presentación en sociedad gracias a la cortesía de Todas y a mi bienamada Amaya Mendizábal, la de los dedos ligeros, que tuvo la inconsciencia de someterme a interrogatorio, y –claro- salió lo que salió. Comenzaba ella preguntándome que por qué y para qué amputacioneS, y yo muy ufano: ante estas cuestiones “me veo obligado a apelar al puro placer del texto. Un placer en principio onanista que quisiera trascender sus limitaciones y ser practicado en comunidad. Un@ comienza por la simple masturbación literaria -un cosa muy sórdida y narcisista-, pero aspira a la comunicación”, y así todo lo demás.
Algo más adelante hacía yo una declaración en la que sí conviene que nos detengamos, más que nada porque empiezan a molestarme las varices y necesito reposar unos instantes. Reconocía: “No soy lo que se dice un consumidor habitual de blogs, pero, por lo poco que conozco, diría que, en la mayoría de las ocasiones, se trata de algo así como “diarios íntimos”en los que el autor o autora se dedica a exhibir el propio ombligo. Quieren ser una afirmación de lo individual sin reparar –otra paradoja más- en que todos los ombligos se parecen entre sí y, lo que es peor, suelen resultar orificios de lo más aburrido. // Todas es, a este respecto, una feliz excepción, y amputacioneS quisiera serlo también. Como Todas, pretende ser una bitácora colectiva que se nutra de sensibilidades distintas y escape a la lógica individualista que de la forma blog parece derivarse”.
Y créanme si les digo que era completamente honesto en mis afirmaciones [Se escuchan carraspeos, gemidos; un lobo aúlla]. No tenía yo entonces por costumbre andar leyendo lo que otros escribían y publicaban sin la menor pudicia en eso que llaman Internet, ni creo que, en aquellas fechas, hubiese tenido contacto habitual con otra bitácora que no fuese la de nuestro amigo Dennis Cooper, con la que topé por casualidad y que en cierto modo es culpable indirecta e inconsciente de que amputacioneS viniese al mundo. Así pues, poco sabía yo dónde me metía. Más fuste e interés tiene, sin embargo, lo que se dice al final del fragmento citado [Risas]. amputacioneS –sépanlo ustedes- nació con vocación de blog coral, pero las sucesivas desafecciones de aquellos y aquellas a los que se propuso participar en el proyecto fue menguando sus pretensiones hasta transformarlo en la escuálida bitácora ‘personal’ que es hoy: La bitácora de arte y ensayos de DLS.
Así que eché andar en solitario y aquí me tienen, en cambio, rodeado de camaradas inesperados, que a fe son los mejores camaradas que uno pueda jamás encontrarse [Tímido aplauso al fondo de la sala]. Hace poco leía en un libro de Vila-Matas una cita del escritor portugués António Lobo Antunes que queda aquí como de molde y muy en su punto. Dice así: “Escribir es como drogarse, se empieza por puro placer, y acabas organizando tu vida como los drogados, en torno a tu vicio. Y ésa es mi vida. Hasta cuando sufro lo vivo como un desdoblamiento: el hombre está sufriendo, y el escritor está pensando en cómo aprovechar este sufrimiento para su trabajo”. En efecto, escribir tiene mucho de adictivo, y escribir en un blog mucho más, porque en este último caso escribir y publicar es todo uno y la imposibilidad de editar, que antes llevaba a muchos enganchados a liberarse de su feo hábito, aquí no se da, con las catastróficas consecuencias para el oficio de las letras que ya son de todos ustedes conocidas. Por mi parte, he de confesar que, en aquellos primeros y titubeantes pasos por el ciberespacio, el blog se convirtió en una auténtica obsesión y amputacioneS en una suerte de sumidero o vórtice que todo lo engullía, incluidas desde luego mis escasas fuerzas intelectuales. Pero no se inquieten, poco a poco he ido atemperando mi adicción y reduciendo las dosis de mis chutes.
Eché a andar en solitario les decía, pero, como uno es de suyo esquizofrénicamente múltiple, tampoco se puede decir que estuviese traicionando la propuesta inicial; reparen además ustedes en lo bien acompañado que me encuentro [Murmullos entre las primeras filas]. Fabián (de Cabaret Lenin), Rick Terror, el susomentado Dennis Cooper, el señor Fustafio y el ínclito don José Luis Redón, Gastón Erdonsaín, el gran Maciste Betanzos, Emiliano Correia, Carlos Sardiña, Ingobernable, Peza, Javier Molinero, maestro del pop-art patrio, Jónatham Moriche, Lazare y sus múltiples encarnaciones virtuales, Maese Huvi, Rodrigo Sepúlveda, de nuevo Koon, a Garota de Recife cujo nome esqueci, y –last but not least- el muy sobresaliente cineasta Pablo Useros. Tod@s ell@s –si me he olvidado de alguien, que, por favor, alce el muñón- conforman una menuda red de complicidades que hace que –perdonen este arrebato de sensiblería postrera- la existencia de este humilde cuaderno de bitácora esté justificada. A todos ellos, una vez más, muchas gracias.
[El estruendo de los matasuegras se eleva por encima de los escasos aplausos. Fin de la alocución]
5 comentarios:
Muy buena reflexión. Creo que cuando entré a "amputaciones" por primera vez fue atraído por el título, linkeado en alguna página. Supongo que me imaginé un blog más o menos dedicado al cine o literatura de terror y adyacencias, o algo así. Y "franquestein" es una metáfora que suelo utilizar, no me acordaba de tu primer post, pero capaz que la absorbí de ahí.
Nada más que desearle a ud. y a su bitácora un muy feliz orgasmo, múltiple y/o amputado según estime conveniente, esperando seguir disfrutando del placer de sus textos, en esta pequeña muerte y la otra...
s@lud,
-mosaicos-
Creo que mi primera pisada por aquí fue con Chinasky:
http://amputaciones.blogspot.com/2007/01/voces-charles-bukowski-1920-2004.html
A por el segundo año.
te dejé un comentario, pero no debió llegar. De todas las formas un saludo y sigue dandole así de fuerte.
¡FELICIDADES!
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