En la noche del 7 al 8 de noviembre de 2008, unos ganchos de hierro convenientemente colgados de las catenarias paralizan el tráfico del TGV (Tren de Alta Velocidad) en la región francesa de Seine-et-Marne. Tras el acto de sabotaje, el relato policial reconoce la amenaza de un nuevo terrorismo de extrema-izquierda y, de inmediato, las pesquisas se centran en un grupo de jóvenes metropolitanos recientemente instalados en el pueblo de Tarnac (Corrèze). El 11 de noviembre, miembros de la gendarmería hacen nueve arrestos; entre los detenidos se encuentra Julien Coupat, en el que la policía cree reconocer una versión adaptada del cattivo maestro de otros tiempos: no sólo se le acusa de ser uno de los responsables directos del atentado, sino además el inspirador ideológico de una pequeña célula terrorista, cuyo programa de acción se encontraría en La insurrección que viene, un librito publicado poco antes y del que, según la versión policial, Coupat sería el autor. Resultado: seis meses y medio de prisión antes de obtener la libertad bajo fianza.
El texto que publicamos ahora plantea el affaire Coupat como una suerte de revulsivo que ha sacado a la superficie las muchas miserias que atraviesan el espacio público francés (aunque podría aplicarse –imagino- a cualquier otra formación social): desde los miedos fingidos o reales –aunque previsibles- de los gestores del Capital hasta las lamentables contradicciones y la hipocresía, consciente o inconsciente, de los intelectuales de la izquierda radical. Unos y otros habrían contribuido, según su autor, a vaciar de sentido la propuesta de los chicos de Tarnac y a hacer ilegible un texto tan corrosivo –y, en efecto, tan potencialmente peligroso- como La insurrección que viene.
El texto que publicamos ahora plantea el affaire Coupat como una suerte de revulsivo que ha sacado a la superficie las muchas miserias que atraviesan el espacio público francés (aunque podría aplicarse –imagino- a cualquier otra formación social): desde los miedos fingidos o reales –aunque previsibles- de los gestores del Capital hasta las lamentables contradicciones y la hipocresía, consciente o inconsciente, de los intelectuales de la izquierda radical. Unos y otros habrían contribuido, según su autor, a vaciar de sentido la propuesta de los chicos de Tarnac y a hacer ilegible un texto tan corrosivo –y, en efecto, tan potencialmente peligroso- como La insurrección que viene.
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Alain Brossat nació en Villefranche-sur-Saône en el año 1946, y es profesor de filosofía en la Universidad París VIII, fundada tras las movidas de Mayo. Es miembro del comité de redacción de las revistas Lignes, Drôle d’époque y Asylon(s), del comité de lectura de Éditions La Fabrique (qué publicó en Francia La insurrección que viene) y del equipo editorial de la red científica TERRA (Travaux, Études, Recherches sur les Réfugiés et l’Asile). Ha publicado una veintena de libros; en castellano, puede leerse La democracia inmunitaria (Palinodia, 2008).
3 comentarios:
Amigo Diego, gracias otra vez (y van unas cuantas) por tus aportaciones.
Un fuerte abrazo!
Jon
Gracias a ti por los textos y enlaces que sueles enviarme.
Salud.
hello... hapi blogging... have a nice day! just visiting here....
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