" [...] los “Panteras” me han aceptado tal como soy. No se da un rígido
moralismo entre ellos. Son militantes las veinticuatro horas del día.
Todos los domingos, entre las cinco y las siete, los militantes dan
clases de educación política. En ocasiones, también he asistido a clases
de formación que tenían lugar en plena noche, fusil en mano. Las
mujeres hacen el mismo trabajo que los hombres. Todas las casas de los
“Panteras” se encuentran dentro de barrios negros y están vigiladas día y
noche por guardias armados. Con todo, la policía siempre halla el medio
de llevar a cabo redadas, a menudo con víctimas, bajo diversos
pretextos, el más frecuente de los cuales es la droga. ¿Sabía usted que
los miembros del B.P.P. no se ponen jamás al volante de un coche? Las
infracciones al código de circulación, reales o inventadas, son una
trampa en la que no quieren caer". - De la entrevista con Jean Genet que puede leerse más abajo.
"Ese juego insensato de escribir..." (El blog de Diego Luis Sanromán)
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viernes, 21 de octubre de 2011
AGITPROV. Especial Panteras Negras
Octubre de 1966. Oakland, California. Bobby Seale y Huey Newton crean el Black Panther Party for Self-Defense. Se cumplen ahora 45 años.
sábado, 19 de diciembre de 2009
AGITPROV. Genet entre los Panteras Negras (1970)
El autor de Los Negros acaba de pasar más de dos meses en Estados Unidos con los militantes revolucionarios del “Black Panther Party”. En su entrevista con Michèle Manceaux expresa los motivos que lo han llevado a ponerse al servicio de su causa.
¿Cómo llegó a reunirse con los “Panteras Negras” en Estados Unidos?
Jean Genet.- Dos miembros del “Black Panther Party” vinieron a verme a París y me preguntaron qué podía hacer para ayudarlos. Creo que venían con la idea de que les sirviera de ayuda en París, pero les dije: “Lo más sencillo es ir a América”. Me pareció que mi respuesta les sorprendía un poco. Me dijeron: “Pues entonces, venga. ¿Cuándo le parece bien?”. Y contesté: “Mañana”. Lo cual les sorprendió aún más, pero enseguida reaccionaron: “De acuerdo, vendremos a buscarlo”. Así fue cómo ocurrió. Por otra parte, no tenía visado.
¿No tiene usted visado desde que escribió sobre la Convención de Chicago?
J. G.- No, nunca lo he tenido. Me lo deniegan.
Entonces, ¿cómo se las arregla?
J. G.- Es muy fácil pasar la frontera. Haría falta que escritores y sindicalistas franceses fuesen también a América a dar conferencias para el B.P.P. De todos modos, se acaba de crear un comité de solidaridad con el B.P.P. en París.
Su causa tal vez no sea la de ellos. ¿Por qué es la suya?
J. G.- Si soy sincero, he de decir que lo que me afectó en primer lugar no fue su interés por recrear el mundo. Sin duda es algo que llegará y no soy insensible a ello, pero lo que me hizo sentirme cercano a ellos inmediatamente fue el odio que les inspira el mundo blanco, su interés por destruir una sociedad, por quebrarla. Interés que era el mío cuando yo era muy joven, pero yo no podía cambiar el mundo solo. No podía más que pervertirlo, corromperlo un poco. Lo que procuré hacer mediante una corrupción del lenguaje, es decir, en el interior de esa lengua francesa que aparenta ser tan noble, y que, por otra parte, tal vez lo sea; es algo que uno nunca sabe.
¿Se considera usted un revolucionario?
J. G.- Mi situación es la de un vagabundo, y no la de un revolucionario. ¿Cómo quiere usted que me defina a mí mismo? Y además las palabras con las que se me puede etiquetar no tienen ninguna importancia: ladrón, pederasta… ahora revolucionario. No, no me apetece decir que soy revolucionario.
¿Cómo llegó a reunirse con los “Panteras Negras” en Estados Unidos?
Jean Genet.- Dos miembros del “Black Panther Party” vinieron a verme a París y me preguntaron qué podía hacer para ayudarlos. Creo que venían con la idea de que les sirviera de ayuda en París, pero les dije: “Lo más sencillo es ir a América”. Me pareció que mi respuesta les sorprendía un poco. Me dijeron: “Pues entonces, venga. ¿Cuándo le parece bien?”. Y contesté: “Mañana”. Lo cual les sorprendió aún más, pero enseguida reaccionaron: “De acuerdo, vendremos a buscarlo”. Así fue cómo ocurrió. Por otra parte, no tenía visado.
¿No tiene usted visado desde que escribió sobre la Convención de Chicago?
J. G.- No, nunca lo he tenido. Me lo deniegan.
Entonces, ¿cómo se las arregla?
J. G.- Es muy fácil pasar la frontera. Haría falta que escritores y sindicalistas franceses fuesen también a América a dar conferencias para el B.P.P. De todos modos, se acaba de crear un comité de solidaridad con el B.P.P. en París.
Su causa tal vez no sea la de ellos. ¿Por qué es la suya?
J. G.- Si soy sincero, he de decir que lo que me afectó en primer lugar no fue su interés por recrear el mundo. Sin duda es algo que llegará y no soy insensible a ello, pero lo que me hizo sentirme cercano a ellos inmediatamente fue el odio que les inspira el mundo blanco, su interés por destruir una sociedad, por quebrarla. Interés que era el mío cuando yo era muy joven, pero yo no podía cambiar el mundo solo. No podía más que pervertirlo, corromperlo un poco. Lo que procuré hacer mediante una corrupción del lenguaje, es decir, en el interior de esa lengua francesa que aparenta ser tan noble, y que, por otra parte, tal vez lo sea; es algo que uno nunca sabe.
¿Se considera usted un revolucionario?
J. G.- Mi situación es la de un vagabundo, y no la de un revolucionario. ¿Cómo quiere usted que me defina a mí mismo? Y además las palabras con las que se me puede etiquetar no tienen ninguna importancia: ladrón, pederasta… ahora revolucionario. No, no me apetece decir que soy revolucionario.
viernes, 27 de abril de 2007
RESIDUA. Genet & The New Haven Nine (May Day 1970)

Lo que puede verse a continuación encaja a las mil maravillas en esta sección. Se trata exactamente de basura fílmica y, sin embargo o acaso gracias a su condición de desecho, posee también ese encanto primitivo que Jonas Mekas asignaba a las películas caseras. Stickrod, alias de quien colgó las imágenes en Youtube, afirma que la cinta fue encontrada en un contenedor en la ciudad estadounidense de New Haven junto con otros cuantos metros de película de 16 mm. de menor interés. ¿Qué aparece en ella? Básicamente tomas de las manifestaciones en el New Haven Green, la esplanada ubicada frente a los Tribunales en los que Ericka Huggins, Bobby Seale y otros nueve miembros locales de los Black Panthers iban a ser juzgados por el asesinato de un (supuesto) confidente de la policía. Las concentraciones consiguieron reunir a más de 12000 personas a partir del 1º de mayo del año 1970 y mantener en jaque a la pasma de la ciudad y alerta a la Guardia Nacional durante varias semanas. Entre quienes prestaron su apoyo a Seale y los demás y hablaron ante los manifestantes se encontraban Benjamin Spock, Abbie Hoffman, Jerry Rubin, John Froines o Jean Genet, que, invitado por los Black Panthers, pasó tres meses clandestinamente en los EE. UU. dando charlas y conferencias y publicando artículos en la prensa afín al partido de Huey Lewis. A Genet puede vérsele más o menos en el minuto 6 de la película.
MÁS SOBRE LOS JUICIOS DE NEW HAVEN AQUÍ.
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