Patrícia Melo nació en Assis, Estado de São Paulo, en 1962. En los últimos 13 años ha publicado la media docena de novelas cuyas reseñas pueden leerse más abajo. Ahijada preferida de Rubem Fonseca, su narrativa arranca de la relectura del género negro que el maestro brasileño pusiera en marcha en la primera mitad de la década de los sesenta. Conviene decir que la admiración es mutua y que se ha traducido en colaboraciones cruzadas: Patrícia Melo se ocupó de la adaptación de Bufo & Spallanzani (Flávio R. Tambellini, 2001) y Fonseca de la versión cinematográfica de O Matador (O Homem do Ano, José Henrique Fonseca, 2003). Ha trabajado también en la televisión, medio para el que ha producido desde programas educativos para la Rede Globo hasta telenovelas para la Televisión Portuguesa; y ha escrito obras teatrales propias (Duvidae) o adaptadas (Doença da Morte, de Marguerite Duras). Dotada de un oído finísimo para captar la tonalidad diversa de las distintas gírias de Brasil, Patrícia Melo destaca como una de las voces más poderosas de la nueva literatura en lengua portuguesa. Maneja con habilidad una prosa ágil y de ritmo endiablado en la que el diálogo, el monólogo interior y la narración en primera y tercera persona se mezclan sin solución de continuidad; sus textos, desnudos de toda floritura retórica y cercanos en su cadencia sincopada y violenta al hip-hop que hacen los favelados, reproducen con sorprendente verismo la realidad de la formación social brasileña: tensamente polarizada, caótica, desconcertante y atravesada por una violencia brutal y sin sentido.
Guía de lectura.
Aqua Toffana (1994). El ‘Agua de Toffana’ es un veneno incoloro e insípido y fácilmente soluble, compuesto de arsénico, plomo y probablemente belladona. Debe su nombre a la que fuera su inventora, Giulia Toffana, una siciliana que se hizo de oro en la Italia de comienzos del seicento gracias a una clientela de esposas descontentas y deseosas de deshacerse de sus maridos. Aqua Toffana es además el título de la primera novela de Patrícia Melo, publicada cuando ésta acababa de cruzar la barrera de los treinta. “Aqua Toffana –afirma la autora- sigue siendo mi libro preferido. Lo escribí exenta de cualquier presión, desde mí misma y para mí misma. Nunca más he tenido esa sensación. Encaro la literatura sobre todo como una búsqueda. Es como una llave que buscamos por todos lados. Podemos encontrarla en una palabra o en una frase, pero generalmente esta satisfacción resulta muy fragmentada”.
O Matador (1995). Las cosas pasan, y las más de las veces nos pasan por encima. Hay que tener cintura para sortear la catástrofe. Cintura o buena suerte, valga la redundancia. “Todo comenzó cuando perdí una apuesta”, ésta es la frase con la que se abre O Matador y el disparo de salida para la carrera criminal de Máiquel, su protagonista. No es extraño que en ella se haga referencia al azar, a las fuerzas que no dominamos y que nos determinan. Lo que parece una apuesta perdida puede, en realidad, transformarse –la fortuna es así de taimada y cabrona- en el primer eslabón de una cadena de éxitos. Bildungsroman, novela existencial y del absurdo o relato policial contado por el asesino: O Matador tiene de todo un poco. Imaginaos que Dostoievsky y Fonseca se hubiesen sentado a echar un trago en un bar de Río; éste podría haber sido el resultado. Fue llevada al cine con el título de O homem do ano en el año 2003, con guión de Rubem Fonseca y dirección de su hijo José Henrique.
Elogio da Mentira (1998). “¿Quién quiere saber nada de culpa y arrepentimiento? Queremos acción. Sangre. Violencia. Ya has escrito catorce libros y ¿todavía no has aprendido? ¿No has leído las reglas de Van Dine? Están pegadas en nuestro mural, las reglas de Van Dine. Una novela policíaca necesita un cadáver, y cuanto más muerto esté, mejor. Y no puede ser un cadáver cualquiera. ¿Cómo vamos a despertar el sentimiento de venganza en los lectores matando a una vieja sarnosa e indeseable? Si muere una vieja de ésas, el pueblo aplaude”. Otro giro a la tuerca de los engranajes del género negro. En su tercera novela, Patrícia Melo la emprende a golpes de ironía con las bajezas del mundo editorial.
Aqua Toffana (1994). El ‘Agua de Toffana’ es un veneno incoloro e insípido y fácilmente soluble, compuesto de arsénico, plomo y probablemente belladona. Debe su nombre a la que fuera su inventora, Giulia Toffana, una siciliana que se hizo de oro en la Italia de comienzos del seicento gracias a una clientela de esposas descontentas y deseosas de deshacerse de sus maridos. Aqua Toffana es además el título de la primera novela de Patrícia Melo, publicada cuando ésta acababa de cruzar la barrera de los treinta. “Aqua Toffana –afirma la autora- sigue siendo mi libro preferido. Lo escribí exenta de cualquier presión, desde mí misma y para mí misma. Nunca más he tenido esa sensación. Encaro la literatura sobre todo como una búsqueda. Es como una llave que buscamos por todos lados. Podemos encontrarla en una palabra o en una frase, pero generalmente esta satisfacción resulta muy fragmentada”.
O Matador (1995). Las cosas pasan, y las más de las veces nos pasan por encima. Hay que tener cintura para sortear la catástrofe. Cintura o buena suerte, valga la redundancia. “Todo comenzó cuando perdí una apuesta”, ésta es la frase con la que se abre O Matador y el disparo de salida para la carrera criminal de Máiquel, su protagonista. No es extraño que en ella se haga referencia al azar, a las fuerzas que no dominamos y que nos determinan. Lo que parece una apuesta perdida puede, en realidad, transformarse –la fortuna es así de taimada y cabrona- en el primer eslabón de una cadena de éxitos. Bildungsroman, novela existencial y del absurdo o relato policial contado por el asesino: O Matador tiene de todo un poco. Imaginaos que Dostoievsky y Fonseca se hubiesen sentado a echar un trago en un bar de Río; éste podría haber sido el resultado. Fue llevada al cine con el título de O homem do ano en el año 2003, con guión de Rubem Fonseca y dirección de su hijo José Henrique.
Elogio da Mentira (1998). “¿Quién quiere saber nada de culpa y arrepentimiento? Queremos acción. Sangre. Violencia. Ya has escrito catorce libros y ¿todavía no has aprendido? ¿No has leído las reglas de Van Dine? Están pegadas en nuestro mural, las reglas de Van Dine. Una novela policíaca necesita un cadáver, y cuanto más muerto esté, mejor. Y no puede ser un cadáver cualquiera. ¿Cómo vamos a despertar el sentimiento de venganza en los lectores matando a una vieja sarnosa e indeseable? Si muere una vieja de ésas, el pueblo aplaude”. Otro giro a la tuerca de los engranajes del género negro. En su tercera novela, Patrícia Melo la emprende a golpes de ironía con las bajezas del mundo editorial.
Inferno (2000). Olherio, avião, soldado, traficante son términos que designan, de menor a mayor, los diferentes estratos jerárquicos que estructuran el negocio de la droga en el morro. Trepar del primero al último exige tesón, sangre fría, falta de escrúpulos y buena fortuna. También ir dejando una montaña de cadáveres en el ascenso. Además hay que empezar bien joven, como José Luís Reis, conocido como Zé Luís, conocido como Reizinho, que se lanza a la venta de maconha, pó y crack con sólo once añitos y, tras trescientas páginas de narración vertiginosa, consigue transformarse en el Rey de la favela. “La novela más ambiciosa de la autora”, ésta es una fórmula manida y que aparece de forma recurrente en las solapas de algunos libros, una frase vacía cuya función es la del reclamo publicitario. Calificar una obra de ‘ambiciosa’ no es decir nada, pues en la mayoría de las ocasiones las ambiciones resultan frustradas y quedan insatisfechas. No es el caso de Inferno: Inferno no es sólo una novela ambiciosa, sino una novela ‘lograda’ y tremebunda.
Valsa Negra (2003). Cambio de ambiente: de la favela o el barrio proletario pasamos al refinamiento de la alta cultura. Y en cierto modo –sólo en cierto modo- cambio de temática también: de la violencia explosiva de los empobrecidos al lento trabajo de zapa de los celos. Valsa Negra narra la historia de un director de orquesta enfermizamente enamorado de Marie, una violinista judía treinta años más joven que él. Una narración llena de trampas en la que, de nuevo, Patrícia Melo nos obliga a meternos en la cabeza de un desequilibrado. Nota al margen para cotillas: Patrícia está casada con el compositor y director de orquesta carioca John Neschling. Neschling nació en 1947. También de Valsa Negra hay prevista una adaptación cinematográfica que habrá de dirigir el joven cineasta Philippe Barcinski.
Mundo Perdido (2006). Diez años después, Máiquel, el protagonista de O Matador, regresa a Río para liquidar una herencia y resuelve buscar a su hija Samanta, secuestrada por su ex-mujer Érica y por Marlênio, un enardecido pastor evangélico. Perseguido por los tiras y persiguiendo a su familia perdida, Máiquel recorre todo Brasil y se asoma a todas las alcobas: policías corruptos, burgueses grandes y pequeños, campesinos sem terra, representantes locales de las multinacionales del narco, no hay personaje de la comedia que no aparezca en algún momento en escena. Acaso Mundo Perdido no sea tan buena como la primera entrega de las andanzas de Máiquel, pero posee, como las anteriores novelas, la capacidad de atrapar a los lectores y no soltarlos hasta que, sin aliento, han llegado hasta la última de sus páginas.
Y A CONTINUACIÓN:
- TEXTOS DE PATRÍCIA MELO.
- PATRÍCIA MELO EN EL CINE.
- ANTES EN VOCES.
2 comentarios:
Hola soy de Colombia y he leido mucho de Patricia Melo, estoy interesada en difundir el texto " a ordem do mundo" y trabajarlo para mi proyecto de cuarto año de actuacion de la academia superior de artes de bogota.
muchas gracias . si me pueden pasar el texto .
muchas muchas gracias
Catalina achury
Me temo que no puedo ayudarte. Lo lamento.
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