MONAGUILLO
John Fante (1932)
John Fante (1932)
Después de varios intentos fracasados, Fante consiguió que H. L. Mencken publicase el relato Altar Boy en la prestigiosa revista literaria The American Mercury, de la que éste era director y editor. Mencken sólo puso una condición: “Estimado Sr. Fante: ¿Qué tiene usted contra las máquinas de escribir? Si pasa el manuscrito a máquina, me hará feliz publicarlo. Atentamente, H. L. Mencken”. Lo que sigue es una traducción de la primera parte del texto, tal como fue publicado en el Mercury.
Una vez ayudé a misa con Allie Saler, y Allie ayudaba en el lado derecho. Quiero decir que él tenía que dar el vino al cura y hacer sonar la campanilla y llevar el misal, y prácticamente todas las cosas importantes que hacen los monaguillos. A todos los chavales nos gustaba ayudar en el lado derecho, habida cuenta de que era tan importante. Es mucho más importante que ayudar en el lado izquierdo. El del lado izquierdo apenas hace nada. Todo lo que hace son genuflexiones y sujetar la patena durante la Sagrada Comunión.
Entramos en la sacristía diez minutos antes de que comenzase la misa y, cuando llegó el momento de decidir quién se quedaba con el lado derecho, dije que yo y Allie dijo que él. Empezamos a soltarnos palabrotas el uno al otro, y entonces entró el Padre Andrew.
Dijo: “Bueno, bueno. Pero ¿qué está pasando aquí?
Se lo contamos.
Dijo: “Ah, no pasa nada. Eso lo arreglo yo: que Allie se quede esta mañana con el lado derecho”.
Odiaba aquella mirada en el rostro de Allie. Era como si ya hubiese decidido de antemano con el Padre Andrew que yo me quedaría con el lado izquierdo, y el Padre miraba directamente a Allie, como si yo no estuviera allí, y era como decir: “Tú me gustas más que él, y tu padre es el dueño del drugstore, mientras que el suyo nunca viene a la iglesia, así que por eso te quedas con el lado derecho”.
Entramos en la sacristía diez minutos antes de que comenzase la misa y, cuando llegó el momento de decidir quién se quedaba con el lado derecho, dije que yo y Allie dijo que él. Empezamos a soltarnos palabrotas el uno al otro, y entonces entró el Padre Andrew.
Dijo: “Bueno, bueno. Pero ¿qué está pasando aquí?
Se lo contamos.
Dijo: “Ah, no pasa nada. Eso lo arreglo yo: que Allie se quede esta mañana con el lado derecho”.
Odiaba aquella mirada en el rostro de Allie. Era como si ya hubiese decidido de antemano con el Padre Andrew que yo me quedaría con el lado izquierdo, y el Padre miraba directamente a Allie, como si yo no estuviera allí, y era como decir: “Tú me gustas más que él, y tu padre es el dueño del drugstore, mientras que el suyo nunca viene a la iglesia, así que por eso te quedas con el lado derecho”.
2 comentarios:
John Fante, qué grande. Muchas gracias por toda la información sobre él.
Te agradecería si pudieses resubir tus traducciones de Monagillo y Voces apacibles.
A ver si consigo hacerme con algún libro suyo más, aunque en mis bolsillos no hay más que polvo. Tengo una ganas de leer Camino de Los Ángeles.
Muchas gracias de nuevo.
En cuanto pueda, las subo a otro servidor.
En cuanto a los libros en papel, prueba con las bibliotecas o recurre al viejo y noble arte del afane. Es un pecado venial y el viejo Fante bien lo vale. ;-)
Y gracias por asomarte a Las Semejanzas Salvajes, Vic.
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