sábado, 1 de diciembre de 2007

AGITPROV. YVES LE MANACH EN 'MULTITUD'


Yves Le Manach es un tipo curioso: eso que en otros tiempos solía llamarse un ‘espíritu libre’ y, por lo tanto, incómodo. Obrero-ajustador que fue incapaz de encontrar acomodo en los espacios escolares y académicos, participó en algunas de las experiencias contestatarias más interesantes de la segunda mitad del pasado siglo. Huyendo de la esclerosis ideológica, saltó de las filas del PCF a organizaciones de izquierda comunista de tonalidades más o menos trotskistas y se acercó a los medios ácratas; después se sintió atraído por las propuestas de los socialbarbares y de los situacionistas, con los que se encontrará en diferentes lugares durante las movidas de Mayo. Tras el reflujo de las revueltas publica Bye-bye turbin (Editions Champ libre, 1973), que será uno de los libros más robados en las tiendas del Barrio Latino.

El texto que viene a continuación es una traducción de un artículo aparecido en el número 180 (enero de 1996) de la revista belga Alternative Libertaire. La versión original en francés puede encontrarse AQUÍ.


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SI ES QUE SOMOS HUMANOS

Por instinto, la bestia inteligente se anticipa al deseo de su amo”.
Lu Xun, Huída hacia la luna.

La bestia arrebata a su amo el látigo y se fustiga a sí misma para transformarse en amo…”
Kafka, Diarios.


El militante no conoce la duda

Más allá de nuestras convicciones, los hábitos que heredamos de nuestro medio social, de nuestra escolarización, de nuestras lecturas, de nuestros encuentros… influyen en nuestra manera de aprehender el mundo. Y así divulgamos un conjunto de ideas, en las cuales creemos con certeza, pero que acaso son irracionales pues rara vez son objeto de un debate particular.

Puede percibirse un comportamiento semejante en lo que concierne a una noción como ideología. Algunos parecen pensar que la ideología es un útil del cual debemos servirnos (1), mientras otros parecen pensar que una actitud ideológica es criticable (2). En función de nuestra posición respecto a esta noción, tendremos actitudes diferentes frente a nociones tales como militantismo, trabajo o clase obrera.

La noción de ideología fue desarrollada por Marx y, en consecuencia, han sido los marxistas quienes más se han enfrentado en torno a esta cuestión. Según defiendan la necesidad de poseer una ideología marxista o critiquen toda ideología como expresión de una separación social, los marxistas se dividen en marxista ortodoxos (marxistas-leninistas) o marxistas no-ortodoxos (a menudo cercanos al espíritu libertario). Wilhelm Reich decía que “la ideología de una sociedad no sólo refleja sus procesos económicos, sino que tiene también como función la de inculcar los procesos económicos en la estructura psicológica de cada elemento que compone dicha sociedad” (3). Y Fredy Perlman que “el papel de la ideología capitalista es mantener el velo que impide a la gente ver que sus propias actividades reproducen la forma de su vida cotidiana” (4).

La ideología ha sido definida como mentira, como mistificación, como falsa consciencia… en pocas palabras, como lo contrario de un pensamiento libre. Por dondequiera que se dé ideología en la sociedad burguesa, se da también –para los marxistas y los anarquistas- el peligro de ver aparecer ese discurso “que tiene como misión enmascarar la división y el conflicto, ofrecer la apariencia de homogeneidad social” (5). Me parece sorprendente que la cuestión de la ideología aún no se haya resuelto en el caso de los anarquistas. ¿Significa esto que también ellos están divididos en ortodoxos y no-ortodoxos? Tal cosa explicaría, en todo caso, la actitud militante que se refleja en ciertos artículos, actitud que completa la actitud ideológica.

La ideología se caracteriza por la posición de poder del discurso mantenido por quien la difunde: “yo, la ideología, hablo; soy la única verdad”. El militante es aquel que divulga la verdad ideológica. El militante se encuentra en una relación jerárquica con respecto a su pensamiento; considera que los teóricos del pasado han respondido a todas las preguntas y que no hay más que seguir las instrucciones de uso. La facultad de pensar no es para él el medio de una relación social, el lugar de un intercambio, sino el de una verdad impersonal que debe hacer triunfar. Cuando el militante lucha, es siempre para “servir al pueblo”, con la segunda intención de atraer al pueblo a su capilla.
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4 comentarios:

Rodrigo Sepúlveda dijo...

interesante saber o darse cuenta que saber mucho puede ser un problema, o por lo menos creer que sabe. me quede pensando en la actitud del militante, no se ve tan lejana a formas “no militantes” que a veces terminan peor, proliferando liderazgos de los más extraños, y alternativas que devienen (digo a veces) en formas hierocráticas agenas a cualquier problema del saber o hacer política, en fin.

P.d.: como se pronuncia Ives Le Manach? es extraño, pero los chilenos a diferencia de los argentinos estamos obligados a pronunciar las cosas según su origen y no como las leemos.
salud2
antes en s@lud!

Amputaciones dijo...

No sabía lo de los argentinos... o no he captado el chiste, que también puede ser...

Por lo que se refiere a la pronunciación, tengo mis dudas. He estado investigando -pa' que veas que me lo tomo en serio- y, al parecer, el apellido Manach es de origen remotamente irlandés; Manach es, por lo visto, el antecedente gaélico de 'monk', y se pronuncia de forma muy semejante. Imagino que 'monaj' o algo así.
Yo tiendo a leerlo a la germana y, de tener que hacerlo en voz alta, diría más o menos 'Manák'. Aunque es probable que los franceses -el autor es un parisino bretón afincado en Bélgica-, tan tragones ellos, se coman la consonante final y se queden con un simple 'Lö Maná'. No sé...

Rodrigo Sepúlveda dijo...

No no era chiste, voy a averiguar hoy día, a ver si alguien tiene alguna teoría.
Gracias por la expliqueichon!

Rodrigo Sepúlveda dijo...

Según una amiga creo que esto de pronunciar las cosas según su origen se debe a la falta de identidad que tienen los chilenos, pero me quedé pensando por tu comentario que lo raro parece ser lo de los argentinos. Yo no sé. El otro día estuve hablando con un amigo de wilhem reich, pero yo decía guiljem raij y después de una hora me dijo, ahhh! Guilnsngen reigchhh!, jaja.