No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara.
Etcétera, etcétera, etcétera.
[Fotografía: Jim Galli]
1 comentario:
Qué arte madre mia
Si quieres reirte un rato a costa del mundo del arte, date un paseo por mi blog
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