domingo, 21 de septiembre de 2008

FICCIONES. Los Rizos del Tiempo (Una Historia de Fantasmas)



No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara. No recuerdo desde cuándo sufro estas jaquecas y estas taquicardias tan intensas. Me asomo al espejo y observo al hombre que alza contra sí una mano armada. Después dispara.

Etcétera, etcétera, etcétera.


[Fotografía: Jim Galli]



1 comentario:

Rosita dijo...

Qué arte madre mia
Si quieres reirte un rato a costa del mundo del arte, date un paseo por mi blog